Día de la Biblioteca
Desde de 1997, cada 24 de octubre se
conmemora el Día de la Biblioteca, una iniciativa de la Asociación
Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, con el apoyo del
Ministerio de Cultura, en recuerdo de la destrucción de la Biblioteca de
Sarajevo incendiada el 1992 durante la Guerra de los Balcanes. Esta
conmemoración nació para trasladar a la opinión pública la importancia de
la biblioteca como lugar de encuentro de los lectores de todas las edades
con la cultura, y como un instrumento de mejora de la formación y la
convivencia humana.
Cada
año se encarga a un escritor y a un ilustrador la redacción del pregón y el
diseño del cartel que se difunde entre todas las bibliotecas de España,
asociados e interesados. Este año las elegidas han sido Ledicia Costas, última
ganadora del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil , y la
ilustradora Elena
Odriozola, también galardonada con el Premio Nacional de Ilustración
en 2015.
ESTE ES EL TEXTO DE ESTE AÑO:
Una luciérnaga es una isla perdida en la noche más densa.
Cien luciérnagas, una constelación misteriosa que marca el rumbo hacia
otros universos. Así, con esa estrategia de luz, se organizan los libros
que moran en las bibliotecas. Son caricias fosforescentes que incendian
los sueños y recomponen los corazones grises hasta hacerlos recobrar su
color rojo brillante. Cualquier individuo que padezca el síndrome del
corazón gris, debería ponerse en manos de un experto y visitar una
biblioteca.
Para escribir un libro, además de hacer malabarismos con las palabras
hay que ser una desvergonzada o un loco. Un atrevido, una
excéntrica descontrolada. Llevar un calcetín de lunares, otro de rayas y
los pelos de punta. Una cresta como las que lucen las cacatúas sería un
peinado muy interesante para un escritor. Solo las mentes más disparatadas
son aptas para escribir libros. Pero para custodiarlas no es suficiente con
tener un desajuste en los cables cerebrales. Es indispensable ser de
fuera. Un extraterrestre. Las bibliotecas albergan seres con antenas
giratorias, cerebros millométricos que memorizan títulos rebuscados,
rimbombantes, campanudos. Las personas que custodian libros siempre me han
parecido criaturas singulares. Están dotadas de extremidades retráctiles
que estiran y estiran hasta alcanzar aquel volumen al que parecía
imposible acceder. A continuación, como si nada, se recomponen y todo vuelve
a su posición natural. Parecen seres humanos, pero a poco que les observes
percibirás que no son de aquí. Una de las cosas que más me fascina de
los bibliotecarios es su cerebro. ¡Me parecen tan listos! Los libros
fabrican pensamientos. Pasar tantas horas dentro de una factoría de ideas
es bueno para tener un corazón rojo y brillante y una cabeza repleta
de planes fantásticos.
Alguien me ha contado que el 24 de octubre es el Día de la Biblioteca.
Sería genial organizar una fiesta con confeti y pompas de jabón. Celebrarla por
todo lo alto. Me encantaría vestirme para tal ocasión como el personaje de
algún libro, sentarme en la mesa de una biblioteca de la ciudad donde vivo
y esperar a que fueran a visitarme. En las bibliotecas puedes ser quien tú
quieras. Desde Mary Poppins hasta Matilda, Atreyu, Drácula o incluso
Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta Efraimsdotter Långstrump.
Puedes ponerte botas de pelo, plumas, zancos y sombreros. ¡Sombreros! ¡Eso
es! Imagino a una pequeña lectora acercándose a mí discretamente, atraída
por los colores y formas de mi sombrero:
—Sombrerera loca, ¡qué fiesta más maravillosa! ¿Sería tan amable
de servirme una taza de té?
Yo se la serviría con mucho gusto, poniendo cara de mujer refinada,
y luego ambas haríamos ruido al tragar. Sonaría algo parecido a glup
glup glup. Y antes de que nos diese tiempo de romper a reír de
forma desenfrenada, aparecería el bibliotecario, como surgido de la nada,
que para eso poseen la facultad de materializarse delante de ti en el
momento más inoportuno, y nos advertiría de que las bibliotecas no
son merenderos. Hay que reconocer que son únicos custodiando tesoros.
Extraterrestres con el corazón rojo y brillante. Qué cosa
tan extraordinaria. ¡Feliz Día de la Biblioteca!
Texto: Ledicia Costas / Ilustración: Elena
Odriozola
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